Uno de nuestros viernes de salón

Así empezamos a llamarlos desde nuestros orígenes: Viernes de salón. Un viernes al mes después de las clases nos reunimos los grupos de baile para compartir y disfrutar no solo la cena, también un poquito de charla y unos ratitos de baile. Por algo nos llamamos Mucho Más Que Baile.

Nunca estamos al completo pues siempre hay alguno al que le surgen compromisos que son ineludibles. Pero los que asistimos exprimimos el jugo a la velada, con la música, el baile y la convivencia, en un espacio que es solo para nosotros y con nosotros.

En estos viernes cada pareja lleva algo para cenar, lo que considera que va a consumir y algo más para compartir, poniendo en común todo lo que se lleva con el resto de las parejas. Debemos decir que  todas hacen gala de grandes dotes culinarias, tanto en la comida salada, como en los dulces. Es una delicia primero para la vista pues las presentaciones de los platos son extraordinarias y después para el paladar, saborear tortillas, quiches, croquetas, empanadas, guacamoles y xtangurros, así como tartas, trufas, bizcochos, e incluso torrijas. Cada viernes quienes cocinan se superan. Gracias a todo ello, nos mantenemos con la suficiente fuerza para movernos en la pista. Siempre sobra algo para poder picar a lo largo de la noche…

Decir que todo esto no sería posible sin el comité de eventos sobre el que recae toda la organización, muchas gracias también a los que colaboran con ellos para que todo quede perfecto.

Después bailamos practicando lo que se ha aprendido en las clases. Es un buen momento para los alumnos, porque pueden preguntar las dudas que bailando les surjan y practicar sobre la marcha sin ningún temor a cometer errores. En una pista convencional  les daría más apuro.

Ponemos la música que nos gusta y pasamos un ratito muy agradable en nuestros viernes de salón, compartiendo cena y compartiendo lo  que nos une: el baile.

Uno de nuestros viernes de salón.